miércoles, 1 de enero de 2014

Así es la RDA (V): Política Social

Política social


Desde hace decenio y medio, el acelerado ritmo de desarrollo de la producción, de la ciencia y la técnica, y de la productividad del trabajo forman el sólido fundamento para una considerable elevación del nivel de vida material y cultural del pueblo de la RDA. Como característica principal del desarrollo interno del país debe señalarse que es el trabajo mismo de la población activa el que conduce a una permanente mejora en la vida y el bienestar de los ciudadanos. Cada medida en el terreno de la economía, de la ciencia y la técnica se valora en dependencia de si surte en beneficio del pueblo o no.


Los alcances obtenidos en la industria contribuyen siempre a mejorar las condiciones de vivienda, a proteger la salud, la atención en caso de enfermedad y la seguridad en la vejez, así como para que pueda hacer más efectivo su derecho al descanso y al empleo adecuado de sus horas libres. Son objeto de particular consideración la familia, la madre y el niño. Tampoco debe pasarse por alto que los mayores rendimientos en el terreno de la economía nacional brindan a los ciudadanos una mayor amplitud en la oferta de mercancías para su uso personal. El XI Congreso del Partido Socialista Unificado de Alemania, en abril de 1986, confirmó nuevamente el principio de la unidad entre la política económica y la social.



Solución del problema de la vivienda: médula de la política social



Entre las necesidades fundamentales de los ciudadanos de la RDA, la vivienda ocupa uno de los primeros lugares. Es indispensable que cada familia disponga de una vivienda de tamaño adecuado y en buen estado conforme al número de sus miembros, dotada de calefacción y las instalaciones sanitarias de vigor. Considerándose como adecuada por lo general a una vivienda en la que cada uno de sus miembros disponga de su propia habitación.


Y exactamente así lo prevé el programa de construcción habitacional de la RDA que se cumplirá hasta 1990. La solución del problema de la vivienda es, desde 1971, la médula de la política social. A partir de entonces, se han mejorado permanentemente las condiciones habitacionales de los ciudadanos. En estos momentos, alrededor de mil familias o personas se mudan diariamente a una vivienda nueva o modernizada. Relacionando este ritmo de desarrollo con el número total de habitantes del país (16,7 millones), se obtiene como resultado que escasamente existe país en el mundo donde se construyan tantas viviendas como en la RDA.

El programa habitacional comprende construcciones nuevas, modernización y reconstrucción. Construcción nueva significa ampliar el número existente de viviendas, lo cual resulta indispensable en una serie de grandes ciudades, tales como Berlín, Leipzig y Dresde. La modernización de viviendas existentes significa instalar baños, renovar las estufas o instalar calefacción de gas o central, renovar las instalaciones eléctricas, sanear sótanos, techos y pisos. La reconstrucción tiene un volumen relativamente reducido.

Se trata de reacondicionar edificios inhabitables que se encuentren en tales condiciones que resulte rentable mantenerlos. Se considera como rentable un costo de reconstrucción que no sobrepase el 60 por ciento del costo de una obra nueva. Se trata por lo general de la reconstrucción de casas habitación de valor histórico, consideradas monumentos arquitectónicos. Complemento necesario del programa de construcción habitacional son numerosos trabajos para subsanar desperfectos y de mantenimiento.

Todo esto ha significado para la RDA un volumen, jamás visto y en aumento con el transcurrir de los años, de la construcción de viviendas. Basta una comparación con períodos anteriores para ilustrar lo anterior. En los años 50, cuando se daban los primeros pasos para salir de una difícil situación, cuando la industria estaba destruida por la guerra y sufría las desproporciones causadas por la división del país, se construían 30.000 viviendas anuales. De ahí en adelante el número pudo duplicarse paulatinamente, hasta llegar a 76.000 viviendas en 1970, 65.800 de ellas nuevas. De 1976 a 1980 se construyeron y modernizaron 813.000 viviendas; entre 1981 y 1985 fueron 990.000.

En total, se han construido o modernizado 2,4 millones de viviendas entre 1971 y 1985, beneficiándose 7,2 millones de ciudadanos (el 43 por ciento de la población). Durante este lapso, el Estado gastó más de 260 mil millones de marcos por concepto del programa habitacional. Para el quinquenio de 1986 a 1990 se ha previsto más de un millón de viviendas nuevas o modernizadas. Más claramente no puede ilustrarse la consecuente dedicación prodigada a las necesidades vitales del ser humano.

A lo largo de los años se han ido modificando las proporciones al ponerse en práctica este programa. En los años 70, la tarea primordial consistía en construir nuevos edificios para dar vivienda a más personas. En esta época, el 75 por ciento de las viviendas terminadas eran nuevas. En el quinquenio comprendido entre 1981 y 1985, el 60 por ciento eran viviendas nuevas y un 40 por ciento modernizadas, esta tendencia se continuará a favor de la modernización. Con ello se cumple una necesidad, ya que en muchas ciudades, tales como Berlín, Leipzig, Dresde, Halle y Karl-Marx-Stadt, barrios enteros constan de edificios construidos antes de la primera guerra mundial (1914-1918) e incluso en el siglo pasado que constituyen aglomeraciones de viviendas insalubres para la población trabajadora.

El número de viviendas nuevas y modernizadas no refleja completamente la creación de buenas condiciones de vida. Falta mencionar los numerosos servicios públicos que se requieren para que los habitantes se sientan satisfechos en sus barrios nuevos o antiguos. A la par con las nuevas unidades habitacionales se construyen supermercados, jardines infantiles, casas cuna, escuelas, gimnasios, campos de juego y de deporte, servicios de reparación, lavado y planchado de ropa, policlínicas, restaurantes, piscinas bajo techo y hogares de ancianos. No se trata entonces solamente de dar un techo adecuado las familias, sino de mejorar sus condiciones de vida en todos los ámbitos.

Es natural que, dado un programa de tales dimensiones, se presenta un sinnúmero de problemas. Hay que vincular armoniosamente lo viejo con lo nuevo, conservar las áreas verdes existentes y acondicionar nuevas. Cuando se construye en calles habitadas, deben reducirse dentro de lo posible las molestias para los vecinos (ruido, suciedad, depósito de materiales, desviación del tránsito). A la vez se construye lo más económica y racionalmente posible.

Debe dominarse desde el punto de vista tecnológico y arquitectónico la construcción con piezas prefabricadas y en las condiciones más complicadas ya que deben levantarse obras de menor tamaño en lugares céntricos de las ciudades. Se trata de encontrar soluciones racionales y aceptables en términos urbanísticos, combinando las nuevas construcciones, la modernización y el mantenimiento o bien levantando nuevos barrios. Hubo que formar, recurriendo a la crecida capacidad de la economía nacional en su conjunto, importantes combinados, especializados respectivamente en obras subterráneas, estructuras elevadas y modernización. Se ampliaron los centros productores de piezas prefabricadas. Nuevas fábricas de mayor potencial para la producción de elementos de hormigón se concentran en la producción de elementos tanto de gran tamaño para el montaje de manzanas nuevas como bloques de tamaño variable para la construcción en el interior de los cascos urbanos.

La construcción de casas unifamiliares predomina en los centros rurales. Hay quien prefiere vivir en una pequeña casa con jardín, lo que repercute en interés del Estado, puesto que no grava la capacidad de los grandes combinados de la construcción. Las personas que desean vivir en una casa propia invierten una buena cantidad de trabajo personal, recurren al equipo que les preste su respectiva LPG y reciben ayuda de sus compañeros de trabajo.

Levantan las construcciones en terrenos de su propiedad o cedidos (arrendados) por las autoridades municipales por un período de 99 años. Para cubrir los costos, se otorgan créditos estatales a bajos intereses. El arrendamiento del terreno, los intereses y la amortización a largo plazo de los créditos arrojan mensualidades que por lo general no exceden al alquiler de una vivienda. Actualmente se construyen bajo estas condiciones alrededor de 12.000 casas propias. En los años entre 1981 y 1985 se levantaron un total de 89.078 casas de ese tipo. Las viviendas se asignan, no en atención aI bolsillo de cada cual, sino conforme a las necesidades sociales. En la RDA no le es posible a nadie especular con las viviendas. El espacio habitacional está sujeto a control público y se distribuye de modo justo, interviniendo los ciudadanos mismos. Existen criterios determinados para la adjudicación de una vivienda. En los años transcurridos, dos terceras partes de las viviendas nuevas fueron distribuidas a familias obreras. Una entre cuatro se asignó a parejas recién casadas, una entre diez a familias con cuatro o más hijos.

Un aspecto social muy particular del régimen de viviendas en nuestro país es el alquiler extraordinariamente bajo que no ha variado desde que se fundara la RDA. Equivale por lo general a menos del tres por ciento de los ingresos netos de las familias obreras y de empleados. Los alquileres varían ligeramente a causa de su ubicación (en las ciudades pequeñas son más bajos que en las grandes), y de acuerdo a las comodidades que ofrecen (calefacción central, de gas o estufa de carbón, con o sin agua caliente). Por metro cuadrado de superficie habitada en una vivienda nueva se cobra entre 0,80 y 1,25 marcos, lo cual equivale escasamente a un tercio de los costos para mantener y administrar un metro cuadrado de vivienda. Dos terceras partes de los costos de reparaciones, mantenimiento y gastos administrativos corren por cuenta del presupuesto nacional.



Todos cuentan con un trabajo




El fundamento de una vida tranquila y realizada es un trabajo seguro y atractivo. La Constitución de la RDA garantiza el derecho al trabajo. Este comprende un puesto de trabajo seguro, el derecho a salario igual por trabajo igual, incluye una amplia protección contra despidos, garantiza a los trabajadores atención material completa en caso de enfermedad, invalidez o en la ancianidad, e impulsa la intervención amplia e inteligente de los trabajadores en la gestión y planificación de los asuntos empresariales.

Para que los más recientes conocimientos de la ciencia y la técnica surtan sus efectos lo más rápidamente posible en la economía nacional, es indispensable una racionalización generalizada de las empresas de propiedad del pueblo que garantice un crecimiento permanente de la producción. Esta importante tarea implica que las empresas liberen manos de obra hacia otras ramas de la economía nacional. Sin embargo, esto no significa que los afectados de tal medida pierdan el empleo, ya que son reubicados a nuevas tareas en la misma empresa o en otro centro de trabajo. Por el cambio del puesto de trabajo y la asistencia a un curso de capacitación, el afectado no sufre pérdidas financieras ni ninguna otra desventaja social. En nuestro medio la racionalización, los robots y las computadoras no se manifiestan como «job-killer».

Para la mano de obra «excedente» existe una demanda urgente en el sector de los servicios, la salud pública y la asistencia social, en el comercio y en algunas ramas industriales (microelectrónica, construcción de equipo racionalizador, bienes de consumo). La racionalización no empeora las condiciones de trabajo, sino todo lo contrario, redunda en una mejora continua de las condiciones de éste. Sólo en 1985 se reformaron más de 240.000 puestos de trabajo según principios científicos. Entre 1985 y 1990 se prevé mejorar de 1,2 hasta 1,3 millones de puestos de trabajo y eliminar gravámenes de 440.000 hasta 450.000 obreros. Las directivas sindicales en las empresas intervienen en la solución de todas las cuestiones sociales y de derecho laboral que tienen que ver con la racionalización socialista.

Actualmente viven en la RDA 2,9 millones de jóvenes entre los 14 y los 25 años. Se sobrentiende que todos ellos tendrán su puesto de aprendizaje y, una vez terminado éste, su puesto de trabajo. Pueden elegir entre 300 oficios, lo cual les brinda un amplio marco para compatibilizar sus deseos personales con los requerimientos de la sociedad en su conjunto. Del mismo modo, los egresados de los planteles preuniversitarios saben que, habiendo aprobado su bachillerato, tendrán seguro el estudio de una carrera. Una vez egresados de la universidad, todos ellos serán colocados conforme a su nivel y especialización. El derecho al trabajo, a realizar la personalidad, a participar en el desarrollo de la sociedad, vale para todos sin excepción.

El fomento de las mujeres trabajadoras y de las familias




El Estado se preocupa ampliamente de las madres trabajadoras y las familias. Más del 90 por ciento de la población femenina en edad de trabajar presta sus servicios en alguna empresa. Su capacitación es objeto de particular cuidado. Cada empresa tiene un plan de promoción para la mujer. En el comercio, en la salud pública, en el sector de los servicios, en jardines infantiles y casas cuna, en la educación pública ellas predominan. Las mujeres de todas las edades ocupadas en la esfera de la producción material (aproximadamente un 40 por ciento), se adaptan con toda facilidad a las modernas tecnologías que van supliendo las tradicionales.

Ninguna mujer embarazada puede ser despedida de su empleo. La licencia de maternidad asciende a 26 semanas con goce del sueldo. Por cada niño que da a luz, la madre recibe una asignación de mil marcos. Ya al nacer su primer hijo, las mujeres trabajadoras pueden gozar de una licencia pagada hasta de un año, y a partir del tercero, hasta de 18 meses, si es que atiendan al niño en casa. Esto significa una ausencia completa del trabajo percibiendo en ese período entre el 70 y el 90 por ciento del ingreso neto devengado antes de la licencia. Sin excepción alguna se mantiene su derecho al puesto de trabajo. Para las madres con dos o más hijos hasta la edad de 16 años, que trabajen la jornada completa, se ha introducido la semana de 40 horas sin reducción de salario. A partir de dos hijos, todas las mujeres trabajadoras gozan de derecho a licencia pagada en caso de que éstos se enfermen. Las vacaciones básicas para las trabajadoras madres de varios hijos y que trabajan la jornada completa, es de 20 a 23 días hábiles. En caso de trabajar en sistema de turnos, reciben vacaciones adicionales que pueden llegar hasta 10 días.

Las mujeres que trabajan la jornada completa gozan de un día libre al mes para atender los quehaceres domésticos, siempre y cuando sean casadas, tengan hijos menores de 18 años o cuiden en su hogar a personas necesitadas de atención especial. Un factor importante para que las mujeres puedan ejercer su derecho al trabajo es la facilidad de que cada niño entre los tres y los seis años de edad puede acudir a un jardín infantil. En el caso de los menores de tres años, se han creado las condiciones para que el 75 por ciento pueda ser atendido en una casa cuna. Los gastos corren por cuenta del Estado. Los padres pagan solamente una pequeña cantidad para las comidas.

El fomento de la familia es en el interés de la mujer trabajadora un relevante aspecto social. Jóvenes matrimonios (hasta 30 años de edad) pueden obtener créditos sin intereses por valor de 7.000 marcos, con un plazo de reembolso de 11 años. Al nacimiento del primer hijo reciben una condonación de 1.000 marcos, con el segundo, 1.500 marcos, y en caso de un tercero, 2.500 marcos adicionales.

Además de la atención médica, las familias con hijos gravemente impedidos reciben un apoyo especial. Sus madres tienen derecho a la jornada reducida sin reducción de sueldo, gozan de vacaciones adicionales, y, en caso de enfermedad de su hijo, reciben un subsidio.

Se asignan con preferencia a familias con tres o más hijos departamentos grandes y con confort. Entre 1976 y 1985, 70.000 familias numerosas se mudaron a un departamento de reciente construcción o en una casa propia. Además reciben subvenciones para el alquiler, servicios gratis de lavandería y subsidios estatales para la compra de ropa y muebles. Cuentan también con plazas gratuitas a precios bajos para pasar vacaciones en casas de descanso, entradas a precios reducidos para todos los centros culturales y comida escolar y leche gratuitas.

A partir del 1 de mayo de 1987 se elevará, considerablemente, la asignación familiar: para el primer hijo se incrementa de 20 marcos (actualmente) a 50 marcos mensuales, para el segundo, de 20 marcos a 100 marcos, para el tercero y los siguientes, de 100 a a 150 marcos.

Mayores ingresos, mayor poder adquisitivo




El aumento de los ingresos en efectivo es y seguirá siendo la vía principal para elevar el nivel de vida material. Los ingresos netos de la población de la RDA crecen a razón de un cuatro por ciento anual siendo la causa principal el aumento de los sueldos y salarios. Entre 1970 Y 1985 se elevaron en el 78 por ciento (per cápita), y hasta 1990 subirán, en promedio, en un 4 por ciento anual.

Los salarios evolucionan en función de los rendimientos, dependiendo en primer lugar del incremento de la productividad (salarios productivos). Lo que resulta gracias al empleo de innovaciones tecnocientíficas teniendo como consecuencia el aumento del salario, siempre y cuando el trabajador sea capaz de dominar los nuevos procesos e invierta en ellos sus experiencias productivas y su cualificación. Por regla general, esto es perfectamente factible, ya que los obreros especializados disponen de una alta preparación y tienen la posibilidad de seguirse perfeccionando.

El ingreso de los jefes de taller, los ingenieros y demás personal directivo depende en cierto porcentaje de los rendimientos que aporte el sector bajo su responsabilidad. Para el personal de investigación, los ingenieros proyectistas y diseñadores se asignan suplementos salariales cuando los resultados de su trabajo, previstos de antemano surten sus efectos en plazo determinado.
Todo trabajador tiene además la posibilidad de recibir premios en efectivo en función de sus rendimientos. La gama completa de estipulaciones de este tipo forma parte de los contratos colectivos firmados con los sindicatos.

Además del salario (en su caso la jubilación, el estipendio del estudiante), existen cuantiosas prestaciones del Estado para todos los ciudadanos, que aumentan considerablemente el ingreso real de la familia. Las principales son:

Precios. Los artículos de primera necesidad ascienden en la RDA a aproximadamente un 80 por ciento de las ventas del comercio minorista. Sus precios se han mantenido fijos desde hace varios decenios. Para el 20 por ciento restante de las mercancías, el precio se regula conforme a la oferta y la demanda. En el caso de los artículos de primera necesidad, como son: pan, carne, mantequilla, leche, huevos, patatas, fruta y vegetales, los precios están subvencionados por el Estado. En el mismo caso se encuentran las tarifas de transporte urbano y extraurbano, la electricidad, el gas y el carbón para los hogares. El plan de 1986 prevé 46.200 millones de marcos del presupuesto nacional para mantener bajos los precios y las tarifas.

Desde que existe la RDA no ha cambiado el precio de un pasaje de autobús o tranvía. En las grandes ciudades vale 0,20 marcos. Tampoco han variado las tarifas de ferrocarril en el interior del país. El precio normal en un tren de pasajeros es de 11,6 décimos de marco por kilómetro en primera clase y 8 décimos en segunda.

En el caso de nuevos artículos introducidos en el mercado, de gran utilidad, buen diseño y de larga duración, tales como grabadoras estereofónicas, televisores en colores, productos químicos para el hogar, cosméticos, ropa de última moda, etc., los precios son fijados conforme a su calidad. El único organismo autorizado para fijar los precios es la Administración Estatal de Precios. El objetivo político-económico consiste en garantizar una oferta estable de los artículos de uso cotidiano, acompañada de un surtido cada vez más amplio de productos de alta calidad.

El Estado destina cuantiosos recursos para la educación pública, la enseñanza profesional y la capacitación de los adultos. Los gastos del presupuesto familiar para la educación y formación de los niños son exiguos, puesto que la asistencia a la escuela, la capacitación y la universidad son gratuitas. Cada alumno de los cursos 11 y 12 (preuniversitario) recibe una asignación mensual de 110 ó 150 marcos. Todos los estudiantes universitarios o de nivel medio de tiempo completo reciben un estipendio que consta de un importante básico (200 marcos mensuales) y suplementos que, según el caso, se otorgan por buen aprovechamiento o conforme a consideraciones sociales. Incluso las estudiantes universitarias o de nivel medio continúan recibiendo la beca en el período posterior al dar a luz a un bebé, sin perder su plaza de estudio.

Un almuerzo en el comedor estudiantil vale entre 0,60 y un marco. Los estudiantes gozan de una rebaja del 50 por ciento del precio para funciones de teatro y otros eventos culturales. Pueden hacer uso gratuito de bibliotecas, instalaciones deportivas, etc. El costo de una plaza en todos los internados estudiantiles es de 10 marcos mensuales.

En el Código del Trabajo se consignan todas las estipulaciones de derecho laboral relativas a los aprendices. Medio año antes de terminar el aprendizaje, las empresas firman contratos de trabajo con los jóvenes. Todos los aprendices perciben una remuneración que fluctúa entre 120 marcos en el primer semestre del aprendizaje y 220 en el sexto. Los aprendices están inscritos en el seguro social, como cualquier otro trabajador y disfrutan de todos los servicios médicos. Sus vacaciones básicas ascienden a 24 días hábiles. En los internados de aprendices el hospedaje y la comida cuestan 1,10 marcos por día de estancia. Los aprendices gozan de un descuento del 75 por ciento en todos los medios de transporte.

Amparo en la edad avanzada



Del clima social en la RDA disfrutan especialmente los ancianos, de quienes se ocupan la familia, el Estado y su antiguo centro de trabajo manteniéndolos incorporados a la vida de la sociedad y prodigándoles toda clase de ayuda. En la RDA, una de cada 5 ó 6 personas está en edad de jubilación.

Cada ciudadano que trabaja tiene derecho al servicio médico gratuito. La cuota por concepto de seguro social, en ningún caso es mayor de 60 marcos mensuales e incluye el derecho al pago de una jubilación.

Desde 1970, se elevaron cinco veces las jubilaciones, no obstante, los jubilados figuran en el grupo de personas con menores ingresos. La jubilación mínima establecida por la ley (que rige para todos los que en su vida ejercieron una actividad remunerada) y la asignación de la asistencia social (para aquellos que nunca la ejercieron), garantiza a cada uno la alimentación, vestido, pago de alquiler, la energía eléctrica, etc.

Actualmente, la jubilación promedia de los obreros y empleados del seguro social y del seguro voluntario adicional asciende a 471 marcos mensuales. Los jubilados no pagan impuestos, ni cuotas del seguro Social o tarifas de radio y televisión. Por un precio mínimo pueden almorzar en un centro de la Solidaridad Popular, una organización dedicada expresamente a los ancianos. Un cuerpo de asistentas de la Solidaridad Popular ayuda a personas de edad avanzada en los quehaceres domésticos.

El número de plazas en hogares para ancianos asciende actualmente a más de 167.000, pero no cubre la demanda existente, por lo que se habilitan anualmente entre 3.000 y 4.000 plazas nuevas, en habitaciones para dos personas. Por el hospedaje, las comidas y la atención, se cobra aproximadamente el 30 por ciento de la actual renta media.

Estas importantes conquistas sociopolíticas determinan hoy en día, sin lugar a dudas, la calidad de la vida para todo ciudadano de la RDA. Cada uno sabe que cosechará los frutos de su trabajo, que los beneficios logrados en la economía del país redundarán igualmente en beneficio del pueblo. Los trabajadores, por su parte, responden a ello con mayores rendimientos.

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