viernes, 27 de diciembre de 2013

Partido Nacional Democrático de Alemania (Nationaldemokratische Partei Deutschlands)



El Partido Nacional Democrático de Alemania (Nationaldemokratische Partei Deutschlands) era un partido perteneciente al Frente Nacional de la Alemania Democrática. Fue fundado el 16 de Junio de 1948, anteriormente el 26 de Febrero se derogó lOrden de la Administración Soviética No. 35 terminando con el proceso sistemático de desnazificación, a partir de ese momento se lucharía por reintegrar en la sociedad a los antiguos funcionarios, y militantes de base del antiguo Partido NacionalSocialista así como a los  antiguos miembros de la Wehrmacht. Es con este propósito con el que nacería el NDPD. 

Antiguos militares y funcionarios nazis arrepentidos se reintegraron en el NDPD como es el caso del general alemán Arno von Lenski o el propio Heinrich Homann. Junto a la reinserción, en el NDPD se han dado cita en primer término los artesanos privados y cooperativistas, trabajadores de la cultura, intelectuales y empleados.

 El NDPD tendría como punto básico en su programa la  promoción de la "herencia alemana" que encarna la experiencia nacional alemana que desembocaría en la construcción de la RDA "el estado que se ha convertido en el legado de los mejores hijos e hijas del pueblo". Con esta idea el NDPD conmemoraría la batalla de Leipzing o recordaría la Revolucion de 1848 o recuperaría figuras simbólicas del nacionalismo alemán como Theodor Köner. 

El periódico oficial del partido era el National-Zeitung (Periodico Nacional). El NDPD como partido integrado en el Frente Nacional recibía una representación de diputados en la Volkskammer, en el periodo 1981 - 1986 tenían 52 escaños.



Militantes:

  • 1949: 17.000
  • 1953 232 605
  • 1975: 80.000
  • 1980´s: 110 000


Presidentes:

1948–1972: Lothar Bolz

1972–1990: Heinrich Homann

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1990: Wolfgang Glaeser

1990: Wolfgang Rauls



Partido Democrático Campesino de Alemania ( Demokratische Bauernpartei Deutschlands)

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El Partido Democrático Campesino de Alemania (Demokratische Bauernpartei Deutschlands) es un partido político perteneciente al Frente Nacional de la Alemania Democrática. Militan en él principalmente campesinos cooperativistas y los trabajadores cuya actividad guarda relación con el desarrollo socialista en el campo. Fundado el 29 de Abril de 1948, su objetivo es alentar a los campesinos y empleados rurales a luchar por la construcción del socialismo.

Uno de los puntos importantes en la que el DBD tuvo gran importancia fue en la colectivización de la agricultura comenzada en 1950, llamando a los campesinos a la organización en cooperativas y en la mecanización y aplicación de los métodos científicos en el campo.


El periódico oficial del partido era el Bauernecho, periódico donde se escribían muchos artículos sobre agronomía.

El número de militantes se contaba en la década de los 50´s y 60´s sobre los 85.000 militantes, ya en los 80´s el partido ganó fuerza y llegaría a los 108.000 militantes en 1984 y 103.000 militantes en 1987. El DBD contaba con 52 diputados en la cámara del pueblo en el año 1981 - 1986.


  • Presidentes
 
Ernst Goldenbaum 1948–1982
Ernst Mecklenburg 1982–1987 


Günther Maleuda 1987–1990 

Ulrich Junghanns 1990



miércoles, 25 de diciembre de 2013

Federación de Sindicatos Libres de Alemania (Freie Deutsche Gewerkschaftsbund)


La Federación de Sindicatos Libres de Alemania era una organización de masas que agrupaba a varios sindicatos de la Alemania Democrática. El FDGB era miembro de la Federación Sindical Mundial y pertenecía al Frente Nacional de la Alemania Democrática, como tal tenia 68 diputados en la Cámara del pueblo en 1981 - 1986, siendo despúes del PSUA (SED) la organización con más representación en esta cámara.

La FDGB fue fundada el 18 de Marzo de 1945, con la unión de los sindicatos opositores y clandestinos durante el nazi-fascismo alemán. Constituida formalmente el 9 de febrero de 1946, la FDGB se convertiría en una organización clave, junto al Partido de la clase obrera el SED, en la transformación socialista de la República Democrática Alemana.

El sindicato contaba en 1986 con 9,6 millones de afiliados (sobre una población total de 16 millones de personas), esto era el 98% de la fuerza laboral del país.  Siendo uno de los sindicatos más numerosos del mundo. Dentro de la FDGB el sindicato más grande era el Metalúrgico (IG Metal) con 1,8 millones de afiliados.

Las funciones del sindicato eran variadas. La FDGB era el instrumento de los trabajadores para la co-administración de las empresas socialistas de la RDA. Junto a los organismos estatales y los administradores de las empresas, la FDGB como representante de los intereses de la clase obrera elaboraban los planes de producción y los convenios en el seno de las empresas. Junto a la Inspección Obrera y Campesina, la Juventud Libre Alemana y la Unión Democratica de Mujeres, la FDGB vigilaba el cumplimiento de los planes quinquenales y los convenios en las empresas de la RDA.

A su vez, la FDGB era responsable de la seguridad social de los trabajadores del pais, garantizando que todos los trabajadores tuviesen asistencia médica, una jubilación, prestaciones salariales en caso de baja, y cobertura jurídica.La FDGB poseía toda una serie de centros médicos, balnearios, centros de ocio y sanatorios para la correcta recuperación de los trabajadores y el entretenimiento de sus afiliados.

Políticamente, la FDGB intervenía directamente, con iniciativa legislativa, en toda la legislación relativa al trabajo o a los trabajadores, así como en la elaboración de los planes quinquenales. La FDGB realizaba tareas de educación política y cursos para los trabajadores, con el objetivo de aumentar las capacidades teóricas y administrativas de la clase obrera, labor fundamental para un Estado de obreros y campesinos.

Otra de sus atribuciones era la de proporcionar a los trabajadores unas vacaciones dignas y de calidad, para ello, la FDGB poseía toda una serie de centros de vacaciones, hoteles, así como su propio crucero para los trabajadores: el Fritz Heckert.

 Fritz Heckert

Otra de las atribuciones de los FDGB era la de organizar, en consonancia con el Comite Central del PSUA (SED), los "Grupos de Combate de la Clase Obrera", las milicias obreras de la RDA. Como curiosidad, indicar que la copa de fútbol de la República Democrática Alemana recibia el nombre de FDGB - Pokal (Copa FDGB), lo que es un indicador de la posición social y política de los sindicatos en la República Democrática Alemana.


Sindicatos miembros de la federación:
  • Unión Industrial de la Construcción y la Madera
  • Unión Industrial Minero-Energética
  • Unión Industrial de productos químicos, vidrio y cerámica
  • Unión Industrial de la Imprenta y el papel
  • Unión de la Salud
  • Unión de Comercio,  alimentos y bebidas
  • Unión de Arte
  • Unión de alimentos y productos forestales y terrestres
  • IG Metal
  • Sindicato de empleados de entidades estatales y economía local
  • Unión Industrial de Trabajadores del Textil, confección y piel 
  • Unión Industrial de Transporte y comunicaciones
  • Unión de la enseñanza y la educación 
  • Unión Industrial de bismuto
  • Estudios Sindicales
  • Unión de empleados civiles del NVA

Presidentes de la Junta Federal de la FDGB


Hans Jendretzky (1946 - 1948)



Herbert Warnke derch. (1948 - 1975)


Harry Tisch (1975 - 1989)



domingo, 15 de diciembre de 2013

Entrevista a Gaddafi: La lucha por la unidad nacional y el socialismo (1983)

Entrevista con el líder libio Muamar Gadafi que apareció en 1983 en la revista de extrema derecha Wir Selbst (“Nosotros mismos”)
En abril de 1983, tres reporteros de Wir Selbst tuvimos la oportunidad de entrevistar al líder libio Mummar al Gaddafi en una tienda de campaña beduina cerca de Benghazi. No conocemos a ningún otro estadista en el mundo que se atreva a hablar en términos tan claros e inequívocos sobre los intereses de las grandes potencias imperialistas en continuar la división de Alemania. Pero no sólo por esta razón, creemos que los pensamientos expresados ​​por Gadafi son altamente explosivos. Es evidente que la lucha de los nacionalistas árabes por la unidad de la nación árabe, es la misma que la de los nacional-revolucionarios alemanes que anhelan la unidad alemana y el socialismo. Movimientos social-revolucionarios y de democracia directa encuentran en la nación su forma de realización concreta, la posibilidad de alcanzar la emancipación humana no ocurre en el vacío, sino que está unida inseparablemente a las identidades colectivas, a la cultura de las gentes y la idea de nación.
Wir Selbst: Usted dice que los países árabes son una nación. En sus ideas políticas futuras a menudo muestra un deseo de unificación. ¿Qué opina de la cuestión nacional de los alemanes?
Gadafi: He participado en varias conferencias. Incluso los funcionarios alemanes nunca hablan de ello. De hecho, ni siquiera parecían entender lo que dije cuando mencioné  la necesidad de reunificar las dos Alemanias. Creo que esta nación ha sido derrocada  y despedazada por sus enemigos. Yo no creo en la independencia estatal de Alemania Occidental y Oriental. Los representantes de los sistemas de la RFA y la RDA no hablan en nombre de Alemania, y en nombre del pueblo alemán. Dí un discurso en Berlín Oriental. Y también allí hablé sobre la necesidad de reunificar las dos Alemanias.
Wir Selbst: El hecho de la división de Alemania tiene lo que su razón durante la Segunda Guerra Mundial. Esta guerra fue instigada por el fascismo de Hitler. Eso afecta, por supuesto, también nuestra generación. Sin embargo, creemos que una Alemania reunificada sería una gran oportunidad para las fuerzas emancipadoras en Alemania y el mundo. Vemos la revolución nacional sólo en el contexto de la revolución social. Nuestro objetivo es una Alemania socialista unida, con democracia directa. Como dice el Libro Verde: Lo social es lo nacional y lo nacional es lo social. Esta idea no se encuentra en nuestro pueblo todavía.
Gadafi: Estoy convencido de que después de la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania fue derrotada por los aliados, los alemanes han sido sometidos a un largo período de lavado de cerebro. Trataron de quitaros vuestra historia. Por supuesto que estamos en contra del fascismo, por supuesto que estamos en contra de la guerra. Pero éstos formaban parte de su historia solamente por cortos períodos de tiempo. Habéis sido despojados también de las tradiciones positivas, de las que la historia alemana es tan rica. Usted debe recordar siempre que su historia fue escrita por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Se habla hoy en el mundo sólo de lo que dicen los ganadores de esta guerra. Así naturalmente no puede surgir una visión objetiva de Alemania.
Wir Selbst: Quisiera añadir un comentario que nos lleva un poco más allá en la historia. Cuando durante el Congreso se debatió sobre el Libro Verde, un científico de Sri Lanka aportó un documento muy interesante, que mostraba precedentes en la historia mundial de ideas que serían comparables a las desarrolladas en el Libro Verde sobre la interacción de la identidad nacional y la revolución nacional. Y señaló la filosofía alemana del siglo XIX, de Herder y Fichte. Y yo añadiría que hay una serie de tradición revolucionaria nacional en Alemania, que ahora está casi completamente olvidada. Fueron enterrados después de la guerra, porque se dice a menudo que  se tratan de las ideas pre-nazistas. Pero ese no fue el caso: Herder, Fichte y la Alemania Nacional Revolucionaria en el siglo XIX estaban a favor de la libertad de los pueblos, mientras que el fascismo estaba en contra. Pero ahora comienza la generación de jóvenes a redescubrir estas tradiciones revolucionarias nacionales. También vemos que estos enfoques revolucionarios nacionalistas se reflejan en su Libro Verde. La idea de un nacionalismo emancipatorio es internacional. El nacionalismo y el internacionalismo son dos caras de la misma moneda.
Gadhafi: (se ríe, está de acuerdo). A ésto cabe añadir, que se está al corriente de la experiencia histórica concreta de otras naciones. Así se crea una verdadera solidaridad internacional. Por lo tanto entiendo la época del fascismo hitleriano alemán como un fenómeno que es la consecuencia directa de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y las duras condiciones siguientes impuestas por las fuerzas enemigas. Una situación similar que tenemos hoy en Alemania otra vez. Incluso hoy en día Alemania se rige por los dictados de las potencias vencedoras. La opresión del pueblo por las potencias extranjeras inevitablemente suscita resistencia. Esta es una necesidad histórica. Hitler también fue el resultado de esta política de opresión de los conquistadores. Tras reconocer ésto tenemos que distinguir el hecho de que Hitler se declaró a sí mismo dictador, reprimió brutalmente a la oposición dentro, y, finalmente, incluso se mostró agresivo hacia otras naciones. Mi propio país se vio afectado por el expansionismo de los ejércitos de Hitler, Rommel estuvo aquí en Libia. Eso fue un expansionismo imperialista y colonial, que naturalmente condeno severamente.
Pero ¿por qué siempre esa obsesión hacia el pasado? El imperialismo moderno está haciendo lo mismo que Hitler. Es una tremenda hipocresía. Condenando a Hitler y esforzándose  al mismo tiempo para expandirse y someter el resto del mundo. “Hitler” aún está en todas partes, pero bajo otro disfraz. Los imperialistas son como Hitler. Quieren conquistar el poder en todo el mundo. Quieren conquistar partes de Libia. Se trata del petróleo libio. Los EE.UU. quiere dominar el Océano Índico. Los Estados Unidosatacaron Vietnam, Camboya y Laos. El hecho es que incluso superan a la megalomanía imperialista de Hitler. Sin embargo, en otras partes del mundo también sigue Hitler. Incluso en la India, que dio origen al movimiento por la paz y la no alineación, se expandió y se metió en una guerra con Pakistán. Sé que los países que se encuentran en la frontera con la India se sienten  amenazados. Incluso China, un país con una población de mil millones de personas, ha sometido a un país como el Tíbet. Vietnam ha conquistado Camboya. Son todos “Hitlers” disfrazados.
Wir Selbst: El imperialismo amenaza directamente la paz al desplegar ahora en Europa, sobre todo en nuestro país, misiles de alcance medio.
Gadafi: Creemos que están estacionados, para que los estadounidenses tengan vía libre a los campos petroleros árabes, para atacar o amenazar a Libia, por ejemplo. Ésto une a las fuerzas progresistas de los pueblos árabes y europeos  en un contexto específico. Tenemos que afrontar la cuestión y encontrar la forma de trabajar juntos para evitar el peligro inminente de guerra mundial. Para vosotros alemanes, se añade un problema particular. En primer lugar, tenéis que liberaros del lavado de cerebro de las potencias vencedoras. Porque este lavado de cerebro es la base de la colonización y la partición de Alemania. Superándolo dejaréis de odiar y rechazar vuestra propia historia. Las fuerzas que tienen interés en la división de Alemania y en una debilidad intelectual de vuestro país  son las mismas fuerzas que quieren dividir a la nación árabe para manejar mejor sus negocios imperialistas. Emancípense de su complejo de culpa. (…)Hitler intentó su expansión criminal en Europa, pero hoy los imperialistas están tratando de expandirse a otras partes del mundo, a menudo donde no se puede escuchar las voces de los pueblos interesados. Los imperialistas colonizaron y colonizan toda África y América Latina. Y Asia. Y todas las islas en los océanos, como por ejemplo Gran Bretaña ha mostrado en las Malvinas de nuevo. Quieren someteros bajo un complejo de culpa porque Alemania se ha expandido en el pasado, pero ellos siguen expandiéndose todavía hoy. Una nueva generación tiene que crecer, que sea libre de todos los complejos de culpa. Una generación como la vuestra. Hay que trabajar sin descanso para este estudio, para luchar que Alemania sea libre y unificada.
Me gustaría mencionar otro punto. Uno de los métodos de los imperialistas consiste en llamar nazi a cualquier persona que habla de la necesidad de reunificación alemana. No os dejéis engañar por eso. La razón está de vuestro lado, no del lado de los norteamericanos, que responden a la cuestión alemana con misiles nucleares y la construcción de nuevas bases sobre su territorio. En Alemania debe crearse un movimiento liberador que utilice todos los medios posibles para eliminar las bases militares extranjeras. En realidad es una cosa natural el no aceptar ese muro que pasa por el centro de Berlín y esa frontera que forzadamente parte Alemania por la mitad. Alemania es una nación, y, algún día, este muro debe ser destruido. Por eso ésta idea se debe  difundir por toda Alemania, por el este y el oeste.  Se encuentran en la RDA, muchas personas jóvenes que tienen la misma visión y las metas que vosotros. Ellos tienen las mismas esperanzas y deseos. Los imperialistas quieren que os odiéis entre vosotros, que os aborrezcáis en una Alemania dividida. Los imperialistas se han centrado en tres puntos, y tienen la posibilidad de éxito. Tened siempre presentes estos tres puntos: El primero es el complejo de culpa: como si el pueblo alemán fuera el único país culpable del mundo. Y como si Alemania fuera la única amenaza para la paz mundial. El segundo punto es: Os roban vuestra soberanía para privaros de los medios por los cuales podríais liberar vuestro país por vuestra cuenta. El tercer punto es que quieren que os odiéis mutuamente:. Los alemanes occidentales a los alemanes del Este, y viceversa. Una nueva generación debe crecer para deshacerse de esos tres complejos. Si aparece una nueva generación, como ya lo está haciendo, las fuerzas de ocupación extranjeras ya no serán capaces de sostenerse en Alemania. Esto es precisamente lo contrario de lo que los nazis habían previsto: es el más claro rechazo a cualquier tipo de política expansionista o colonialista. Alemania tiene mucho que aprender de su rica historia. Y por ello puede ser capaz de construir una nueva Alemania, una Alemania sin una política de guerra y sin expansión. Pero al mismo tiempo una Alemania que sea independiente y libre, y por lo tanto fuerte e invencible. Eso sería una Alemania popular, no una Alemania nazi ni una dictadura del capital. Incluso Alemania podría convertirse en una Jamahiriya, una república popular de las masas. Una verdadera democracia, lo que impediría que nadie se expanda, como hizo Hitler. La única garantía es que las masas tengan el poder. Se inicia con las conferencias y Comités Populares. De ese modo ya no hay espacio para un nuevo Hitler. Nadie puede ser más que otros para conducir al país por su propia voluntad, el poder es compartido. Al igual que en los congresos populares y los comités populares de la Jamahiriya Libia.
Wir Selbst: Pero como usted ha dicho, nuestra nación está sujeta a un lavado de cerebro. Por ello todavía hay un largo camino para alcanzar las mentes de las masas.
Gadhafi: Sí, un cambio no puede suceder de la noche a la mañana, se tarda mucho tiempo.
Wir Selbst: Esto afecta evidentemente también a Libia. Cuando veo los supermercados y algunas otras novedades aquí, entonces eso recuerda a veces al american way of life. (Gadafi se ríe con aprobación). Y entonces nos preguntamos ¿por qué los libios están construyendo éstas cosas? Pues en Alemania estamos luchando en contra de este tipo de comercios y en contra de los supermercados. Ellos responden que las masas lo quieren de esa manera. La gente lo quiere. Ellos piensan que proviene de los países ricos y por lo tanto es bueno.
Gadafi: Sí, ese es nuestro problema. Y vuestro problema también. Es tarea de las fuerzas revolucionarias en el país indicar a la gente qué salió mal y cual sería la via correcta. Esto incluye, para dar a la gente un sentido de su propio valor, ser fieles a la propia tradición y rechazar las importaciones culturales extranjeras. Esa es vuestra tarea, la tarea de la generación que acabo de mencionar. Esta fase de transición hacia una mayor auto-consciencia popular es la fase de los Comités Revolucionarios. Es la fase del movimiento verde. Su trabajo es desarrollar la conciencia colectiva de las masas para que las masas mismas tengan claro lo que se quiere. Es la fase de la Revolución Cultural.
Wir Selbst: El movimiento verde en Alemania se considera como uno de los motores en el proceso de la auto-consciencia revolucionaria. Estamos tratando de construir estructuras de base desde abajo hacia arriba. En algunas ciudades, como Berlín, esto se ha en parte logrado. Por otro lado, también se ha establecido un partido denominado “Los Verdes”, que intentará representar  nuestras ideas en el Parlamento en contra de los poderes dominantes. Desafortunadamente hay un riesgo de que los Verdes acaben consumidos por las restricciones legislativas parlamentarias.
Gadafi: Esperemos que no. Juzgo que el movimiento verde en Alemania es muy positivo, sobre todo porque proporciona un marco tanto para el movimiento por la paz y para la protección del medio ambiente y al mismo tiempo para desarrollar las ideas que se pueden encontrar en el Libro Verde. Espero que a partir del movimiento verde se desarrolle un movimiento para la liberación de toda Alemania. Hay que encontrar nuevos métodos de lucha contra la opresión en Alemania. La banda Bader-Meinhof fue también el resultado de la opresión en Alemania. Su resultado final fue la autodestrucción. Algo así no se puede aprobar. Así no es posible liberarse. Ellos te dirán que Gadafi es un dictador y un terrorista, que Libia es un Estado terrorista. ¿Qué os parece?¿Soy un terrorista? Luchamos por la libertad de los pueblos del mundo. Esa es la única razón por la que somos difamados. Os acusarán y demonizarán a causa de vuestros contactos con nosotros. Pero eso no debe preocuparos. Debéis continuar vuestra lucha. Seguid el ejemplo de aquellos que eran tan valientes como para saltar por encima del muro de Berlín. Vosotros también debéis saltar por cualquier otro muro, especialmente los muros psicológicos que los imperialistas deliberadamente construyen, para evitar que todos se unan para luchar por la libertad de los individuos y los pueblos, muestren su solidaridad, y finalmente venzan .

martes, 10 de diciembre de 2013

El menosprecio del Arte de la RDA



Con la anexión de la RDA, la RFA no solo se encargó de saquear la economía de la Alemania democrática mediante la Treuhand. Si no, que además, se encargo de destruir todo aquellos que recordase a la RDA y al socialismo, exceptuando, claro, los aspectos más negativos y sensacionalistas como los edificios de la Stasi. 

Uno de los aspectos donde la Alemania federal no tuvo pudor en liquidar fue el legado cultural y artístico de la RDA. Menospreciado y acusado de politizado muchas fueron las obras destruidas por los garantes de la libertad.

Sin duda, los más significativos fueron la destrucción del palacio de la República y el monumento a Lenin situado en la Leninplatz (actual plaza de las Naciones Unidas) y creado por el artista Nicolai Tomsky.


         

El palacio de la República (izq.) y protesta contra su demolición en el cartel pone: "¿Y cuando viene el rey?" (derch..)

   
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La etatua de Lenin en la plaza de la plaza Leninplatz (izq.) y su desmontaje en 1992 (derch.) 

Estas dos importantísimas obras fueron brutalmente destruidas pese a la oposición de gran parte de los ciudadanos de Alemania del Este. En el caso del Palacio de la República, partidos como Die Linkie y Los Verdes junto con a artistas de la talla de Daniel Brhül y Sandra Bullock. La RFA plantea reconstruir el Palacio Real que antes se situaba allí. (1)

Por su parte la escultura de Lenin también fue desmontada y llevada a un vertedero, pese a las iniciativas ciudadanas que querían que se mantuviera dicha estatua, hoy la presión popular ha conseguido que el gobierno "democrático" se plantee reconstruir la escultura. (2)

Pero esto no acaba aquí, el muralísmo, disciplina artística muy desarrollada en la RDA, también a sufrido numerosos daños. Los murales de Josep Renau, exiliado en la RDA, se encuentran actualmente en muy mal estado debido a la pasividad del gobierno de la RFA en restaurarlos. (3) Por otra parte, muchos murales de Walter Womocka fueron destruidos sin motivo alguno como es el caso de la obra "El Hombre crea su mundo" (Der Mensch gestaltet seine Welt) destruido junto al antiguo Ministerio de Exteriores de la RDA. Junto a esto,  varios de sus murales sufren deterioros y daños graves. (4)

Pero el resto de disciplinas también fueron abiertamente atacadas. En 1999 una exposición de arte sobre la RDA fue equiparada a otra dedicada a la colección de arte de Adolf Hitler para el asombro y humillación de los artistas del este. Junto a ello las obras fueron colocadas sin criterio ni orden alguno (5).

Esto se siguió manteniendo en el tiempo, en otra exposición dedicada al arte en Alemania, los organizadores decidieron no poner ninguna obra realizada en la RDA. Esto desato las criticas de los intelectuales alemanes, como el Premio Nobel Günter Grass calificaron de escándalo dicha exposición.(6)

Pero esto no acaba aquí, la derecha alemana y "liberal" (en lo económico no se vayan a confundir ustedes) esta dispuesta a despojar a la Alemania Oriental todo rasgo de su pasado y de su identidad. Uno de sus objetivos es la eliminación de cualquier referencia a Ernst Thälmann, famoso dirigente del KPD y que fue ejecutado en 1944. Entre sus objetivos esta la eliminación de su estatua en Berlín (7) y la eliminación de su nombre del callejero así como de cualquier nombre que suene o tenga algo que ver con el Socialismo, poniendo como ejemplo a ¡Polonia! (8)




Calles de la Alemania Democrática

Y no solo eso, si no que miembros del CDU llegaron a plantear la destrucción de las inscripciones soviéticas en el Reichstag. (9) Inscripciones hechas por los soldados del Ejercito Rojo que llegaron a Berlín.







NOTAS













lunes, 9 de diciembre de 2013

La RDA según Angela Jeria


Por cerca de tres horas, en su departamento en Las Condes, Angela Jeria, madre de la ex Presidenta Bachelet, recibió a los entonces estudiantes de Periodismo Christian Meier y María Paz Salas, quienes trabajaban en su proyecto de tesis denominado “El muro chileno”, el que hoy es un documental que este fin de semana compite en un festival en EE.UU. y que aborda la visión que los chilenos exiliados en la RDA tienen actualmente de dicho régimen.
Jeria repasó su experiencia de casi dos años y medio en la Alemania oriental (entre 1975 y 1977). Narró su trabajo en el museo de Prehistoria y Arqueología de Postdam, sus rutinas y su relación tanto con alemanes, como con otros chilenos exiliados. En una extensa entrevista abordó también sus impresiones sobre el régimen socialista y el Muro de Berlín. A continuación, un extracto del material que fue facilitado por sus realizadores a La Tercera.
“Con mi hija, después de que me expulsan, después de Villa Grimaldi y Cuatro Alamos, me ofreció asilo Bélgica y Australia. Mi hijo mayor vivía en Australia y me fui con mi hija. Estando allá, mi hija pertenecía a las Juventudes Socialistas en Chile. Le pidieron que fuera a Alemania para trabajar por devolver la democracia a Chile y ella se fue. Me dijo ‘mami, quiero que te vengas conmigo’. Tramitó todo para que yo me fuera a Alemania oriental, a Berlín, y me fui en agosto o septiembre de 1974. Esa fue la razón”.
Me pareció correcto (la construcción del muro en 1961). Había mucha influencia de EE.UU., de tratar de penetrar en el mundo en que la Unión Soviética tenía predominio, y me parecía que para poder crear una sociedad socialista había que tener cuidado, porque Alemania occidental recibía una ayuda impresionante con el plan Marshall, en cambio la U.R.S.S. no estaba en condiciones de apoyar en la misma forma a Alemania”.
“Vi el muro por lo menos todas las semanas, porque vivía en Postdam y una vez a la semana iba a Berlín a la Universidad Alexander von Humboldt, porque tenía charlas con los profesores y un programa radial hacia Chile. Me tocaba ver el muro, pero nunca creí que ese era. Lo encontré una cosa chiquitita. El muro del que me habían hablado, el muro terrible, no lo vi nunca, en ninguna parte, lo busqué y no lo encontré y estaba al lado, por lo tanto, para mí no significaba nada. Sí me di cuenta de que para los alemanes era importante, a cierto tipo, intelectuales, artistas. Los entiendo. Para ellos salir de Alemania para tener contacto con otras culturas, visiones artísticas o intelectuales era importante”.
“La sociedad alemana era, probablemente, el país de Europa oriental que mejor representaba lo que se quería lograr de un mundo más igualitario y el muro representaba una defensa para que eso se mantuviera. La intromisión de la propaganda a través de la radio y la TV era enorme. No había prohibición de ingreso a los alemanes occidentales y por otro lado, tenían que resguardar a Alemania oriental, porque educaban a su gente, gratuitamente y muy bien y después la gente se iba, -antes del muro- al lado occidental. Se había perdido mucha plata en cada uno”.
“Para la gente que estaba con el gobierno el muro era importantísimo, pero muchas personas tenían sus familias divididas, y había al otro lado una propaganda espantosa de lo mal que estaban. Una vez salí, tuve que ir a Italia y ahí me llenaron con aceite para los pobres alemanes que no tenían. Yo decía, ‘eso no es cierto... es rico el aceite de oliva y a lo mejor no hay, pero no les falta nada, no pasan hambre’ . No lo podían creer, me decían: ¿y esa ropa donde la compraste? ‘En Berlín’, contestaba. ‘No puede ser..., ese vestido tan bonito...’. Sí, en Berlín, volvía a contestar. Creían que andaban con uniforme”.
Nunca vi a un niño pobre, mal vestido, sin zapatos. Vi niños rozagantes. Me tocó ir muchas veces al médico, nunca tuve problemas. La educación era muy buena. También las condiciones de trabajo”.
“Tenía la misma habitación que un obrero, un profesor o un general, que era una sola persona: un ambiente, living comedor, cocina, baño, una terracita. Eso era mi departamento. Lo mismo tenían los otros. Siempre había pensado que lo importante era la igualdad de oportunidades, de condiciones y me parecía que lo más importante en Alemania era eso”.
“Donde vivía, era un cuadrado grande. Había dos bloques de habitaciones para chilenos, mezclados con alemanes. Era una convivencia diaria y buena. Se podían ver las costumbres. Los chilenos hacían alharaca a la semana o al mes para limpiar las escaleras o qué se yo, el resto del tiempo no limpiaban. Los alemanes limpiaban todos los días, calladitos”.
“Muchos (chilenos exiliados en la RDA) eran convencidos de que tenían el derecho a recibir todo, porque habían sido víctimas de la represión. Los hacía sentir como que era lógico que les dieran”.
Yo no condenaría (a la RDA) porque no vi represión. Decían, ¡pero qué terrible que no los dejaran salir!, bueno, acá en Chile por la situación económica tampoco los dejan salir y nadie dice, ¡qué terrible que el señor de Chuchunco no haya conocido Santiago o no haya ido a Argentina o EE.UU! ¿Quiénes tienen el privilegio de viajar? Los que tienen plata”.
“Cuando uno vive en esas sociedades, se da cuenta de que era más importante tener la salud asegurada, buena educación, una casa sin ser grandiosa, que no le faltaba nada, buena locomoción, mucha vida cultural, que ojalá yo hubiera sabido alemán para poder disfrutarla. Para mí, el muro no era fundamental”.
“Nunca supe, cómo puedo condenar si nunca vi ni conocí gente que hubiera sido torturada, arrestada, detenida desaparecida, que estuviera presa. Vi gente a la que le gustaría haber salido. El periódico era pequeño, pero usted podía ver TV, películas, leer y vivir tranquila. Nadie comentaba ni se hablaba, porque podríamos haber hablado en privado, pero nunca lo vimos”.
“Al contrario, reclamaban contra las exageraciones que decía la prensa internacional. Sé que lo decían, pero no tengo seguridad de que hubiera existido. Tiene que haber existido, si había una policía secreta, tiene que haber habido detenciones, pero nunca vi. El mundo en que yo me moví, de alemanes, llegamos a ser muy amigos, nunca me comentaron, sabiendo que yo no iba a hablar”.
“Yo sentía una gran seguridad y tranquilidad de gente que nos estaba apoyando, que nos estaba haciendo la vida grata”.
“(Los alemanes) eran lo suficientemente educados, para sintiéndolo así (tener envidia por los privilegios de los exiliados, que podían salir del país), lo cual lo comprendo, no lo demostraron. Tenían muy internalizada la solidaridad. Siento que no hemos sabido responder a eso, porque no hemos dado muestras de lo mismo, ni siquiera tenemos algo que deje en claro ante el país lo que fue la solidaridad del mundo hacia Chile. Haría un monumento a la solidaridad con los países, de agradecimiento”.
“Me dio pena. Se perdía un país que yo conocí, ya dejó de existir. El hijo mayor de Miche-lle (Sebastián Dávalos) dice siempre, ‘nací en un país que ya no existe’. Fue un ensayo interesante haber logrado una sociedad más justa y equitativa”.
“Había desconocimiento de lo que era la vida en Alemania y cuando cayó el muro y volvieron alemanes acá, la situación había cambiado en Alemania oriental. Nunca al principio los integraron, se crearon dos grupos de sociedades, en que Alemania oriental quedó siempre en una situación de desmedro. Es lo que me dijeron los alemanes”.
“Lo que yo sentí en los chilenos que estaban allá y lo que contaban de Alemania era que no estaban contentos. Mis amigos alemanes que eran contrarios al régimen, no abiertamente, pero (que) no les gustaba, me decían que tal como estaban las cosas -hablo de hace seis o siete años atrás- no estaban contentos”.
“(En su viaje como presidenta, en 2006) Michelle debe haber estado muy de paso y no hizo comentarios. (A ella) no le gusta contar lo que está haciendo. Dice ‘no me pregunten, porque siento que estoy trabajando’, entonces tratamos de no preguntarle. Me dijo que estaba lindo, ‘estuve en tal parte’. Habló con cariño de haber visto todo eso, de haber vuelto, que le habría gustado visitar a la gente del museo, que los conoció y todo, pero no tuvo tiempo”.
“La gente que fue a la RDA no fue a pasarlo bien. Ellos iban a prepararse para volver hasta vencer a la dictadura, porque eran exiliados políticos. Después, cuando cae el muro, empieza a volver la gente. Los que se quedan son exiliados económicos, que se instalan en Francia, Suecia, en distintas partes. Los exiliados que estaban en México, en la RDA, en la U.R.S.S., decían, ‘estamos sentados en las maletas’ , no las desarmábamos para estar listos para volver y cuando me autorizaron, volvimos de inmediato con Michelle”.
“(Digo prepararse) no en el sentido armado. Debe haber habido un grupo, pero (me refiero a) prepararse intelectualmente, porque les tenían prohibido el ingreso, entonces (había que) estar en las mejores condiciones para llegar, insertarse y ayudar”.
“No lo vi (preparación paramilitar), pero es lo que he leído. Lo mismo que en Cuba y Nicaragua. Sabía, pero nunca conocí a nadie ni supe nombres. Sabía que había una escuela de preparación y supuse que era para la lucha armada, pero nunca vi a nadie. Y lógico, tenía que ser así, porque si iban a volver y todos supiéramos habría sido espantoso, ¿no? Volver a la clandestinidad es una vida terrible, la que vivieron muchas personas que volvieron”.
“(La motivación de regresar a Chile) Fue de ayudar a la gente que estaba siendo reprimida y denunciarlo”.
“Me detuvieron de nuevo, tres veces. La primera vez, el año 80, hicimos una manifestación el día 20, que declaramos en el Comité pro Retorno que iba a ser el día del exilio, porque era el natalicio de O’Higgins, que fue el primer exiliado chileno, entonces fuimos cinco mujeres donde estaba la llama de la libertad con una corona de flores grande con la bandera chilena, donde decía “Fin al exilio”. No alcanzamos a ponerla y nos detuvieron a todas. Estuve cinco días en la comisaría”.
“Lo lindo, una vez que creo que ni supieron, fue que con la señora de Carlos Ominami Daza, Edith Pascual, que es mi vecina y amiga de toda la vida, la mamá del ex senador Ominami. Su marido, el coronel Ominami, estuvo preso junto con mi marido. Entonces decidimos, el año 85-86, hacer un manifiesto por el exilio y aquí cosimos sábanas largas y le pusimos “Fin al exilio”. Con una percha le enrollamos en la parte donde se cuelgan las cosas, una punta, la envolvimos bien y fuimos a probar con la percha sin nada, en el puente, si se ensartaba bien. Al día siguiente partimos en auto, ella manejaba y yo me bajé y la colgué ahí frente a la Escuela Militar (en el puente). Después nos fuimos, llegamos aquí y estuvimos mirando. Se paraban los autos porque llegaba casi hasta el suelo. Uno venía a eso, a tratar de ayudar a que volviera la democracia. Pero en la forma más simple y prudente, no encapuchados”.

Nostalgia por la RDA en Mozambique

HACE MUCHOS AÑOS GANARON BUENOS SALARIOS EN LA RDA. 20 AÑOS DESPUÉS RECLAMAN POR ELLOS.


Todos los miércoles a las 11.00 horas José Alfredo Cossa despliega su bandera de Alemania del Este y junto con 150 hombres y mujeres camina por las principales calles de Maputo, capital de Mozambique.

El relato, difundido por el servicio en inglés de Internacional Press Service, no habla de una caminata campestre, sino de un fenómeno social aparecido en Mozambique, derivado del descalabro de los “socialismos” estatistas del Este de Europa.

En una lucha por la justicia, por casi 20 años, este grupo ex emigrados, conocido como el “Magermans”, representan a los 16.000 a 20.000 mozambiqueños que fueron enviados a la antigua Alemania del Este a principios de 1980 para trabajar y servir a su país.

“Hemos estado marchando durante 22 años para obtener el salario que ganaba en Alemania. Seguimos reclamando porque estamos seguros de que algún día nos van a pagar “, explicó Cossa. “En Europa hemos aprendido acerca de la protesta pacífica. Ahora lo podemos hacer en nuestra África, adonde volvimos desde que se derrumbó el muro, dijo un Magermans A IPS.

Los transeúntes miran como pasa la procesión de ex inmigrantes mozambiqueños. Con pitos, tambores, cantando y bailando en una atmósfera de carnaval, esta manifestación contrasta con la continua lucha detrás de él.

Cuando Mozambique obtuvo su independencia en 1975, cientos de miles de trabajadores no calificados portugueses dejaron el país, y tuvo un efecto devastador en la economía del país.

Así que en 1979 el nuevo presidente Samora Machel, gobierno de izquierda, hizo un acuerdo con socialistas de Alemania Oriental para enviar hombres de Mozambique y un número de mujeres a estudiar, entrenar como aprendices y el trabajo en la ex República Democrática Alemana o estatales RDA empresas, los Volkseigener Betriebe, con el objetivo de volver con nuevas habilidades para ayudar a reconstruir su país.

“Me mandaron a aprender carpintería cuando tenía 21 años y luego obtuvo un contrato de trabajo durante cuatro años. Otros fueron empleados para cortar árboles, trabajar en los mataderos o en la industria del carbón “, dijo Cossa.

Lázaro Magalhães un Escova es otro Magerman, que ahora trabaja como administrador de CIMA, el mozambiqueña-alemán Instituto de Cultura, en Maputo. “Había muchas razones por las que los hombres querían ir. Venían de diferentes provincias, para escapar de la guerra, el hambre o el reclutamiento forzoso en las fuerzas armadas. En mi caso yo quería ver Europa. Antes de irme me fui para la capacitación de inducción de dos días y luego me subí a un avión. ”

Los trabajadores recibieron el 40 por ciento de sus salarios en efectivo, mientras que el otro 60 por ciento fue enviado de regreso a Mozambique. “Nos dijeron que a nuestro regreso habrá una cuenta bancaria de espera para cada uno de nosotros”, contó Magalhaes.

Trabajaron hasta el final de la década, cuando las tensiones dentro de la Alemania del Este en aumento que culminó con la caída del Muro de Berlín en 1989. “Nos quedamos muy contentos cuando la barrera vino abajo, pero tenían miedo de los cabezas rapadas y los neonazis que no les gustaban los extranjeros y nos preocupaba lo que pasaría si ya no tenían protección del gobierno”, dijo Magalhaes.

Texto de Walter Ulbricht: Carta abierta a Konrad Adenauer (1960)

Walter Ulbricht en septiembre de 1960



En 1960 el primer secretario del Comité Central del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania) y Primer vicepresidente del Consejo de Ministros de la RDA, el antiguo espartaquista y líder antifascista y comunista Walter Ulbricht, le escribió una carta abierta a Konrad Adenauer, el Kanzler democratacristiano de la Alemania Capitalista y presidente de la CDU (Unión Demócrata Cristiana), debido al recrudecimiento en las relaciones interalemanas por parte de los herederos del III Reich (es decir, la Alemania Occidental) para con el primer Estado Socialista en suelo alemán (la RDA).



El Bundeskanzler belicista y anticomunista Konrad Adenauer



La misiva se refiere a hechos muy concretos, pero increíblemente resulta casi profética de lo que fue el desarrollo histórico de la Alemania Capitalista para con la RDA, Europa y su dominación sobre los demás países, además de la anexión de la RDA.
Lo más interesante es que muchos de los hechos que describe Ulbricht hoy sabemos que son totalmente ciertos, como el hecho de querer la anexión de la RDA, la presencia de los antiguos nazis en los altos puestos y en el aparato estatal de la Alemania Occidental, etcétera, gracias a las investigaciones en la propia Alemania Capitalista, por lo que de propaganda tiene poco y como llamado de atención en su época y hoy mucho.
La deriva resueltamente nacionalista chovinista gran alemana e imperialista de otro democratacristiano, esta vez la Kanzlerin Angela Merkel es sólo otro eslabón más en la búsqueda iniciada por la Alemania Capitalista por la hegemonía total de Europa, el sueño hitleriano, inclusive hoy uno que otro professor justifica que es "constitucional" (dado el fetichismo a la Verfassung de la BRD), y es obvio, si la Constitución de la Alemania Federal es capitalista.

La he tomado desde Walter Ulbricht ¿Adónde va Alemania? Discursos y artículos sobre la cuestión nacional, editorial Zeit im Bild, Dresde, 1966, páginas 239-252.

Carta abierta a Konrad Adenauer


Berlín, 23 de enero de 1960



Al
presidente del CDU/CSU
Sr. Dr. Konrad Adenauer
Bonn                           



El paso de la guerra fría a la coexistencia pacífica, que ha empezado a entreverse en la política mundial, y la necesidad de que precisa­mente nosotros, los alemanes, aportemos una contribución a la disminución de la tensión internacional, me inducen a escribirle.
Nunca me hice ilusiones —lo reconozco sinceramente— en cuanto a su política y a los objetivos del Gobierno que usted dirige. Desde que las fuerzas políticas gobernantes de Alemania occidental, dirigi­das por usted, crearon el sistema monetario independiente, fundaron el Estado de las zonas occidentales e iniciaron el rearme, las nubes de una desgracia nacional se ciernen sobre Alemania.
Ya en el año 1950, nosotros le propusimos crear un consejo alemán y elaborar un tratado de paz, porque este es el único camino para la reunificación. Lamentablemente, ya entonces usted rechazó la prepa­ración conjunta de elecciones libres y democráticas para toda Alemania, porque creía poder anexionar a la República Democrática Alemana mediante el rearme y una política de presión militar.
A nuestras proposiciones para la solución pacífica del problema alemán, usted contestó con un golpe de Estado, firmando arbitrariamente los Tratados de París, con los cuales incorporó a Alemania occidental a la OTAN y dividió Alemania.
En los últimos años, y particularmente en el año pasado, los dirigentes del CDU/CSU (Unión Cristiano-demócrata/Unión Cristiano-social. Nota del traductor) han sacrificado todas las posibilidades para la reunificación de Alemania y para la disminución de la tensión internacional, a su política miope —permítame decírselo— de revancha y rearme. Usted ha rechazado todo lo que podía contribuir a la salvaguarda de la paz. Para usted no habrá pasado inadvertido, que esta política ha conducido a un creciente aislamiento de Alemania occi­dental.
Naturalmente, yo no le escribo, porque me preocupe el aislamiento internacional de su régimen. Usted tampoco lo espera de mí. Pero como usted y la dirección de su Partido ejercen hoy todavía el poder en Alemania occidental, tengo que dirigirme a usted. Lo hago porque quiero aprovechar todas las oportunidades para inducirles a usted y a los miembros de su Partido a apartarse del camino que han empren­dido, un camino extremadamente peligroso para los intereses nacio­nales del pueblo alemán y para la paz de Europa.
El discurso de su ministro Strauss en la OTAN, me incitó a escribir esta carta. Ese discurso coincide plenamente con el concepto político, expuesto por usted en su introducción al informe sobre las actividades de su Gobierno, en el año 1959. Apenas ha logrado nuestro pueblo sobreponerse a la catástrofe de la guerra hitleriana, cuando el Go­bierno de la República Federal conduce de nuevo al Estado germano-occidental por el viejo camino. En el fondo, su Gobierno plantea al Ejército germanooccidental las mismas tareas, que en sus tiempos fueron planteadas a la Wehrrnacht. ¿Es tan difícil llegar a la conclu­sión de que la política de los círculos gobernantes militaristas, que fracasó en dos guerras mundiales, en el período actual puede ter­minar sólo con una catástrofe aún más terrible?
Sería verdaderamente inútil que tratáramos de convencernos mutuamente sobre la justeza de nuestros fines políticos. Pero yo quisiera creer, que no es del todo imposible conseguir un determinado acercamiento, por lo menos en algunos problemas fundamentales que atañen a todos los alemanes.
Me refiero, por ejemplo, a la existencia actual y futura de la nación alemana, que, debido a su política, se encuentra en peligro. Y, ante todo, me refiero a la cuestión de una guerra nuclear en suelo alemán, que todos los alemanes sensatos deben estar interesados en impedir, independientemente de sus ideas políticas o del partido a que perte­nezcan. Me resisto todavía a creer, que usted —como lo hacen algunos de sus más íntimos colaboradores— haya incluido conscientemente en su política la guerra nuclear en suelo alemán, lo cual significa, entre otras cosas, el exterminio físico de una gran parte de la población germanooccidental; ello sería obrar como Hitler, quien lo había «cal­culado todo», incluido, como usted sabe, el ocaso del pueblo alemán.
Considero que se debe hacer todo lo posible, para evitar que Ale­mania sea, por tercera vez, el punto de partida de una guerra mundial.
Usted me contestará que no desea la guerra. Es posible. Anterior­mente muchos dirigentes políticos afirmaron lo mismo. Hasta Hitler sostenía la opinión de que, paso a paso y sin guerra, podría someter al dominio del militarismo y el fascismo alemanes a un país tras otro.
Es una contradicción, hablar de paz y acelerar el armamento ató­mico en Alemania occidental. Las experiencias del pueblo alemán enseñan que un rearme, que se lleva a cabo con fines revanchistas, conduce a conflictos cada vez más graves y a la guerra. Pero esta vez no se trata de una guerra, que pueda ser comparada con las anteriores.
El rearme de Alemania occidental y —como consecuencia de la política revanchista— las inevitables provocaciones bélicas desde el territorio germanooccidental, significan, que ese país, al igual que un imán, atraería hacia sí un inevitable contragolpe. Esto equivaldría al aniquilamiento de una gran parte del pueblo alemán.
Lo que su ministro de la Guerra, Sr. Strauss, dijo, el 16 de diciem­bre de 1959, en la Conferencia de Ministros de la OTAN, con respecto a esta cuestión decisiva, confirma los temores más graves. El Sr. Strauss declaró en París, al exigir armas atómicas para el Ejército de la OTAN germanooccidental y el almacenamiento de arte­factos explosivos nucleares en el territorio del país: «Nosotros estamos dispuestos, pese a la gran densidad de población de la República Federal... a llevar la carga que esto representa y a responder ante nuestro propio pueblo por los riesgos que resulten de ello.»
Siguiendo las indicaciones del Sr. Strauss, el Estado Mayor del Ejército germanooccidental elabora ya planes para la evacuación de millones de ciudadanos germanooccidentales. Esto es una locura, pero caracteriza los métodos, Sr. Adenauer.
¿Puede creerse que ésta sea también su concepción, Sr. Adenauer?
¿Está usted realmente dispuesto a asumir, ante el pueblo alemán, la responsabilidad por el exterminio de una gran parte de la población germanooccidental, en una guerra nuclear, que se desarrollaría sobre suelo alemán?
¿Ha calculado usted todo en sus planes políticos, como su señor ministro de la Guerra?
Me gustaría recibir una respuesta clara a esta pregunta, y considero que todos los alemanes del Este y el Oeste, tienen el derecho de exi­girle a usted una contestación precisa e inequívoca.
Pero no venga usted una vez más con argumentos tan absurdos, como, por ejemplo, que Alemania occidental necesita el rearme atómico, porque está amenazada, porque quiere evitar una guerra ató­mica, con ayuda de bombas atómicas. Nadie amenaza a Alemania occidental. Y nadie en el mundo cree, que se halle amenazada por la Unión Soviética o la RDA. Si usted mismo lo creyera, entonces podría aprovechar la posibilidad y apoyar los planes de desarme general y completo, que el Primer Ministro N. S. Jruschov expuso en la Asam­blea general de las Naciones Unidas. Además, a través de su parti­cipación en la elaboración de un tratado de paz con Alemania, podría proponer que se crearan garantías internacionales para el futuro paci­fico del país. Pero, lejos de ello, usted es el único Primer Ministro de Europa que presenta exigencias revanchistas y fronterizas.
Ni la Unión Soviética ni la República Democrática Alemana, ni ningún otro país de democracia popular han presentado exigencia alguna con relación a las fronteras o al régimen político de Alemania occidental, mediante ataques desde el exterior. Es un asunto interno de la población germanooccidental, y ella misma deberá determinar su sistema económico y estatal.
Pero como el CDU/CSU, dirigido por usted, lucha por demandas revanchistas y exige que sean anuladas las decisiones de los Acuerdos de Potsdam, Alemania occidental se ha convertido en la principal per­turbadora de la paz en Europa y en el mundo. Al presentar exigencias revanchistas, hablar de la «liberación de los países del este» y, al mismo tiempo, llevar a cabo el rearme acelerado, usted nos hace recordar los métodos empleados por los círculos gobernantes de Alemania de 1933 a 1939.
Sr. Dr. Adenauer, usted ha declarado muchas veces, que está por el desarme. Yo le tomo la palabra.
Usted sabe, que el Gobierno soviético, por intermedio del Primer Ministro Jruschov, presentó en la Asamblea general de las Naciones Unidas una proposición sobre el desarme general y completo. En con­sonancia con esta proposición, la Unión Soviética dio el ejemplo, dis­minuyendo unilateralmente en una tercera parte sus fuerzas armadas.
En un momento, en que los estadistas dirigentes analizan la cuestión del desarme general y completo y dan importantes pasos para llevar a cabo el desarme y eliminar las bases militares extranjeras ¿no sería oportuno que precisamente Alemania tomara la iniciativa en la cuestión del desarme?
¿No sería una dicha para nuestro pueblo, el que ambos Estados alemanes acordaran llevar a cabo el desarme?
¿Cual seria el resultado? El pueblo alemán viviría en paz. Gracias a sus capacidades, lograría grandes progresos en el trabajo pacífico y por lo tanto, un nivel de vida más alto. Cuando, de esta manera, acabáramos con el pasado, desarrollaríamos las relaciones amistosas con todos los pueblos y Estados. Para nuestros dos Estados alemanes, situados en el centro de Europa occidental, el camino más corto para la reunificación, es el del desarme y la conclusión de un tratado de paz.
¿Qué le parece, si ambos Estados alemanes celebraran un plebiscito sobre el desarme general y completo y la conclusión de un tratado de paz, sobre la base de la Carta de las Naciones Unidas?
Lamentamos profundamente, que usted, Sr. Adenauer, emplee tan­tas energías en llevar a cabo el rearme, declarando al mismo tiempo que está por el desarme.
¿Por qué acelera entonces el rearme y obstruye las negociaciones entre las grandes potencias, para la preparación de una Conferencia en la cumbre?
¿Por qué no está usted dispuesto a renunciar al armamento atómico en Alemania occidental?
¿Por qué no respeta usted el derecho democrático del pueblo de pronunciarse en un plebiscito libre en contra del rearme atómico? ¿Por qué se opone usted al cese de la carrera armamentista? ¿Por qué no está usted dispuesto a concluir un acuerdo entre ambos Estados alemanes, sobre los efectivos militares, el armamento y lugar de estacionamiento de las fuerzas armadas?
Usted invoca su fe cristiana. Pero ¿acaso no corresponde a la doc­trina cristiana la renuncia al empleo de la fuerza y la conclusión de un acuerdo entre ambos Estados alemanes, que garantizara esa renuncia?
Para nosotros es muy grave el hecho, de que usted no se muestre en absoluto dispuesto a colaborar en una aportación alemana para el mantenimiento de la paz y para el mejoramiento de las relaciones internacionales en Europa.
Si usted quiere la paz, como dice, entonces es absurdo preparar a las tropas germanooccidentales para una guerra contra el este e insta­lar armas nucleares en territorio germanooccidental. Si usted no desea realmente una guerra nuclear en territorio alemán, demuéstrelo con hechos y haga lo posible para que sean retiradas de él toda clase de armas atómicas y de hidrógeno. En este caso no se puede creer en palabras piadosas, lo único que vale son los hechos.
Desde hace diez años, usted practica la guerra fría y, a través de un trabajo de zapa en la RDA y de la preparación de una guerra civil en Alemania, espera que se le presente la ocasión para iniciar, mediante un ataque por sorpresa, un avance militar hacia el este. Usted no puede negar, que no ha alcanzado los objetivos de la guerra fría. Porque éstos no se pueden alcanzar. La población de la Repú­blica Democrática Alemana está orgullosa del trabajo realizado en diez años y defiende firmemente su obra, el primer Estado obrero y campesino de Alemania.
De la lucha histórica entre las fuerzas reaccionarias y las fuerzas progresistas de Alemania, han surgido dos Estados.
Uno de los Estados representa las tradiciones del militarismo ale­mán y la política revanchista.
El otro representa las mejores tradiciones humanistas del pueblo alemán y la realización de los objetivos del movimiento obrero ale­mán, que fue fundado bajo la dirección de Marx, Engels, Bebel y Liebknecht.
En la dirección de su Partido, el CUU/CSU, deciden las fuerzas del capital financiero alemán, mientras el Partido Socialista Unificado de Alemania es el Partido de la clase obrera y, en alianza con el cam­pesinado, los intelectuales, los artesanos y los comerciantes, ha llevado a cabo la unión de todas las fuerzas pacíficas y progresistas dentro del Frente Nacional de la Alemania Democrática.
No quiero discutir con usted sobre cuál es el Estado alemán legí­timo, es decir el Estado que representa los verdaderos intereses nacio­nales del pueblo alemán.
El Estado alemán legítimo puede ser sólo el que, en el espíritu de la coalición antihitleriarna, lucha contra el renacimiento del militarismo y fascismo alemanes y hace posible la reunificación de nuestra patria, mediante la conclusión de un tratado de paz.
Comprendo perfectamente su deseo, de que no exista la RDA. Pues el hecho de su existencia es para usted y sus correligionarios el mayor obstáculo para continuar la vieja política de conquistas y rapiña del imperialismo alemán, como usted lo hubiera querido.
Pero también usted debería saber, que no tiene ningún sentido negar los hechos que todos pueden ver y de cuya existencia puede con­vencerse cualquiera. No creo que usted sea tan insensato como para afirmar, que una roca, contra la que usted acaba de darse de narices, no existe. Para existir, esa roca tampoco necesita ser reconocida por usted. Su Gobierno emplea millones de marcos para enviar bandas de espías y criminales a la RDA y para organizar en ella actos criminales. Por lo visto eso no pesa sobre su conciencia cristiana.
Su afirmación de que usted no puede negociar con la RDA, porque de esta forma apoyaría una «teoría inadmisible de la existencia de dos Estados» carece de fundamento. No se trata de ésta o la otra teoría, sino del hecho de que, como resultado de la guerra hitleriana y de la lucha por la liquidación del militarismo y el fascismo, en Alemania han surgido dos Estados.
Si usted rechaza las negociaciones con la RDA, es sólo porque quiere tener las manos libres para una agresión militar, o sea para una guerra. Conocemos los planes de su ministro de la Guerra de acelerar el armamento atómico e iniciar una guerra relámpago contra la RDA.
Usted sabe tan bien como yo, que en las maniobras, que en 1959 tuvieron lugar en Alemania occidental, los ejercicios se realizaron con este objetivo. Los dirigentes de los partidos políticos de Alemania occidental conocen también esta concepción militar, si bien por temor a usted, sólo hablan de ello en círculos íntimos. Estos planes de guerra son ¡os que le han inducido a usted a dirigir el fuego de sus ataques contra la preparación de la conferencia en la cumbre.
Usted no puede esperar que, en este estado de cesas, podamos creerle en lo más mínimo, cuando habla de paz en sus discursos y declaraciones, mientras que sus hechos dicen lo contrario.
De ese empleo abusivo de la palabra paz, el pueblo alemán, muy a pesar suyo, tiene ricas experiencias. Usted recordará todavía, que también el régimen de Hitler, cuanto más aceleraba el rearme y más se acercaba el día de la invasión a otros países, tanto más hablaba del amor a la paz. Cuando creyó hallarse en la cumbre ce sus éxitos, Hitler renunció a su receta. Estoy seguro de que usted la conoce. La receta hitleriana decía lo siguiente:
*.'.
Primero hablar sólo de paz, para imponer el rearme; perseguir a la oposición o debilitarla, de tal forma que no pueda jugar ningún papel; desarrollar la idea de revancha, propagar los objetivos inmediatos de g conquista, unidos a las afirmaciones, de que estos objetivos deben ser alcanzados por vía pacífica; finalmente, cuando el rearme haya sido casi concluido, preparación sicológica para el empleo de la fuerza y para la guerra.
¿No considera usted también, Sr. Dr. Adenauer, que su régimen ha adoptado esta receta sin ningún pudor?
Primero hablaba usted de paz, y hasta expresaba el deseo de que se le paralizara el brazo a aquel que empuñara de nuevo un arma.
Después inició febrilmente el rearme, acompañado de discursos de paz; no obstante, al principio rechazaba indignado la idea del pertre­chamiento atómico del Ejército de la OTAN germanooccidental.
Después siguió la política del armamento atómico, unida a la pro­hibición del Partido Comunista Alemán y a la prohibición y persecu­ción de numerosas organizaciones democráticas.
A la par con esto se desarrollaban las ideas revanchistas y se propagaban fines de conquista, acompañados de la aseveración solemne de que éstos pensaban lograrse sólo con medios pacíficos. ¿Quién puede tomar en serio sus promesas?
Y cuanto más cerca está la terminación de su programa armamentista —prevista para finales de 1961 o para 1962— tanto más se recrudece en Alemania occidental, bajo su régimen y con su participa­ción personal, el terror político contra todos los partidarios de la paz y contra los enemigos de la guerra atómica, y se intensifica la prepa­ración sicológica de la población germanooccidental, para pasar abiertamente al empleo de la fuerza, es decir, a la guerra de revancha, preparada sistemáticamente.
Es lógico, que su política revanchista vaya unida al desarrollo de la ideología fascista de odio racial y antisemitismo. Sé que usted está en contra de la cruz gamada. También están en contra de ella los anti­guos oficiales de Hitler, porque bajo este símbolo Alemania fue con­ducida a la derrota.
Naturalmente, que usted prefiere otro símbolo, que no esté tan desacreditado. Pero no es esto lo esencial. Es inevitable, que muchas gentes en Alemania occidental, que no han sabido entender las suti­lezas de su táctica, alentadas por su política de revancha muestren ya ahora sin disimulo el verdadero rostro del militarismo alemán y su
odio racial.
Si tomamos en consideración que esa política suya es llevada en gran parte por personas, que ya la practicaron una vez dirigidas por Hitler, entonces no debe extrañarle, que no sólo los ciudadanos de la RDA, sino también muchos otros pueblos y sus Gobiernos, sigan con desconfianza cada uno de sus pasos y tomen las precauciones nece­sarias para sofocan en su origen un-a nueva agresión del imperialismo alemán, o —si se trata de Gobiernos simpatizantes— no dejarse arrastrar por usted a una aventura suicida.
Usted, Sr. Dr. Adenauer, rechaza con indignación toda compara­ción de su política con la política del Gobierno de Hitler. Subraya siempre que no era partidario de Hitler y que hasta tuvo determinados conflictos con el régimen nazi. Yo no quiero negarlo. Pero el hecho de que no haya sido partidario declarado de Hitler, no le impide, por lo visto, continuar la política de revancha y de conquistas hitleriana, con métodos un tanto modificados y teniendo en cuenta los cambios que se han verificado en la situación internacional.
Sobre el terreno de su régimen clerical-militarista, florecen la res­tauración fascista y el antisemitismo. Esa restauración ha sido llevada a cabo en casi todos los sectores de su aparato estatal, incluidas la policía y la justicia, así como las escuelas primarias y superiores, la literatura, etc.
El que su Gobierno no se declare actualmente por el antisemitismo, no es, realmente, ningún mérito. El antisemitismo ha desacreditado a Alemania de tal forma, que, actualmente, sólo los fascistas obstinados pueden jugar esa carta. Pero las cruces gamadas en las sinagogas, los cementerios y los monumentos a las víctimas del régimen hitleriano profanados demuestran claramente, con cuánta exhuberancia crece esta mala hierba en su jardín de rosas, tan democrático y pacífico. ¿Tiene usted plena conciencia de lo que hace? Usted es cultivador de rosas. ¿No le extraña que de las plantas que cuida con tanto esmero broten flores pardas, con cascos de acero, con el buitre y, a menudo, también con una cruz gamada?
Tengo que decirle abiertamente que los planes agresivos, imperia­listas y militaristas, elaborados por usted, por su Gobierno y su Estado Mayor, amenazan el futuro nacional del pueblo alemán.
No comprendo, cómo puede usted creer, que sea posible lograr algún éxito con esa política agresiva. Los círculos gobernantes de Ale­mania han arrastrado a nuestro pueblo a dos guerras catastróficas. ¿No es evidente, que Alemania no podrá jamás salir adelante, por el camino de la guerra y de la violencia?
Ya le he dicho, que conocemos perfectamente sus planes y que no sólo la RDA, sino también nuestros aliados, toman las medidas de seguridad necesarias. Pero como, por lo visto, usted no quiere escuchar ¡as advertencias del Gobierno soviético y del Gobierno de la Repú­blica Democrática Alemana, quiero decirle lo siguiente:
Si el Gobierno de la República Federal germanooccidental no pone fin, en corto plazo, al armamento atómico y no cesa la carrera arma­mentista, entonces el Gobierno de la República Democrática Alemana se verá obligado a tomar las medidas de defensa correspondientes y a solicitar de sus aliados que pongan cohetes a su disposición. Con su política de armamento atómico y de revancha, usted nos obliga a tomar medidas de protección.
Después del discurso del ministro de la Guerra de Bonn, Strauss, en la OTAN y de las preparaciones de su Estado Mayor, usted espe­cula con que, debido a las negociaciones internacionales, los aliados de la RDA, en caso de una provocación militar del Gobierno de Bonn, no podrán cumplir rápidamente sus compromisos frente a ella.
Si a usted no lo convencen otros argumentos, esperamos que la presencia de modernos cohetes en el territorio de la República Democrática Alemana le ayude a comprender que todos sus planes revanchistas están condenados definitivamente al fracaso.
Ninguna persona razonable, que esté en condiciones de apreciar sensatamente la correlación de fuerzas en el mundo, puede dudar de que, pocos minutos después de un ataque militar contra la República Democrática Alemana, Bonn y otros centros militares de su Estado germanooccidental habrían dejado de existir.
¿Qué es lo que, realmente, quiere usted con su política agresiva?
¿Quiere acelerar radicalmente el fin del dominio capitalista en Ale­mania occidental?
Nosotros no tenemos ningún motivo para prolongar el dominio del capital monopolista en esa parte del país, ni para lamentar su fin.
No luchamos por la paz para prolongar este dominio. Pero no queremos la guerra. Queremos proteger a nuestro pueblo de la des­gracia de una guerra atómica en territorio alemán.
Por eso discutimos hasta con usted, a pesar de que conocemos el verdadero objetivo de sus planes. Por eso tratamos de inducirle a cambiar de rumbo. Y si las razones del humanismo no le tocan, espe­ramos que por lo menos no haya perdido la capacidad de apreciar realmente la correlación de fuerzas.
Quisiera darle un consejo: arroje al cesto de los papeles sus planes para la conquista del Este. Reflexione una vez seriamente sobre el infierno atómico que depararía usted a la población germanooccidental y también a sus hijos y nietos, si llegara a practicarse su política.
No juegue con la guerra nuclear, renuncie al armamento atómico del Ejército germanooccidental de la OTAN
Conceda a la población de Alemania occidental el derecho de deci­dir sobre el rearme atómico y sobre el tratado de paz.
Usted mismo dijo una vez, que el pueblo debía vivir libre de una pesadilla. ¿Pero cómo puede un ciudadano germanooccidental vivir «libre de una pesadilla», bajo la espada de Damocles del rearme atómico?
El pueblo alemán sólo podrá vivir tranquilo, cuando en Alemania occidental se renuncie al rearme atómico y se refrene a los políticos revanchistas y militaristas.
Sea usted razonable y renuncie a hacer el papel de eterno pertur­bador de la paz en la preparación y celebración de la conferencia en la cumbre y en las eventuales conferencias internacionales siguientes, dedicadas al relajamiento de la tensión y al entendimiento. Si los representantes de los EE.UU., comprenden, que la continuación de una política, encaminada hacia la guerra, significa el suicidio nacional y que es necesario orientarse hacia la competencia pacífica entre los países con diferentes regímenes sociales, entonces debería ser también posible que usted y sus correligionarios entraran en razón. ¿Teme usted tanto una competencia pacífica entre ambos Estados alemanes, que prefiere arrastrar a nuestro pueblo a una catástrofe?
Usted afirma que queremos introducir el comunismo en Alemania occidental, con ayuda de proposiciones de paz. Ha mandado pegar en Alemania occidental grandes carteles, para difundir esta opinión entre la población. Evidentemente, usted quiere con esto desviar la atención de sus planes agresivos.
Aquí, ha causado gran sorpresa, el que en un momento en que también el pueblo alemán tiene puestas sus esperanzas en el relaja­miento de la tensión, usted haya aprovechado su discurso de Navidad para amargar la fiesta con un mensaje de hipocresía y odio y con amenazas de agresión. Si usted -—contra su propia convicción— da un falso testimonio contra la RDA y habla de que en ella reinan la pobreza, la miseria y la esclavitud y se prohíbe el servicio religioso, para, al final, volver a repetir su absurda pretensión de «liberarla», esto significa emprender el camino de la guerra.
Permítame decirle con toda sinceridad: yo no le considero tan mal informado, como para explicar sus declaraciones sobre la RDA con falta de conocimientos; ni tan inexperto como para no darse cuenta de a qué fin tan terrible conduce su política. Podemos sacar sólo la conclusión, de que usted, mediante la propagación de mentiras contra la RDA y otros países socialistas, siembra conscientemente el odio, con el fin de preparar a la población germanooccidental para la guerra fratricida en Alemania y para una guerra de revancha.
A sus discursos llenos de odio quiero contestar con toda tranquilidad y objetividad lo siguiente: usted vive todavía en el pasado y toma como ejemplo a las fuerzas reaccionarias de la antigua Alemania. Usted sueña con el Imperio Carolingio, con los Caballeros Teutónicos y con el clericalismo medieval. Une estas ideas muertas del pasado a los planes para una comunidad económica y armamentista en Europa occidental.
Nos es difícil comprender, que usted y su ministro de la Guerra, Strauss se pronuncien contra un Estado nacional alemán. Evidente­mente usted se deja guiar por los intereses de los 25 grupos de consorcios de Alemania occidental, que, bajo la exigencia de una unión extranacional, aspiran a obtener zonas de explotación extran­jeras. ¿De qué le sirven al pueblo alemán sus relaciones con los grupos capitalistas de los países occidentales? ¿Qué otra cosa le ha traído al pueblo la incorporación de Alemania occidental a la OTAN, que el ahondamiento de la división de Alemania?
Piense una vez en Alemania. Aquí en Alemania, y no en la OTAN en París, arraiga la fuerza de la futura Alemania pacífica y demo­crática.
Escuche la voz de la población germanooccidental, que ansia la solución pacífica del problema alemán. Su orientación hacia la «Pequeña Europa» y su renuncia a la reunificación de Alemania, están en contradicción con las aspiraciones nacionales del pueblo alemán.
¿De qué le sirve al pueblo alemán una supremacía del Gobierno de Bonn en Europa occidental, edificada sobre arena? La solución pacífica del problema alemán es la tarea nacional más importante que se plantea ante el pueblo alemán.
Piense en Alemania, ayude a aprovechar la gran oportunidad que le brinda al pueblo alemán la conferencia en la cumbre y las confe­rencias internacionales que seguramente se celebrarán después.
Los preparativos para el desarme, para la elaboración de un tratado de paz con Alemania y la solución pacífica del problema de Berlín occidental, llevados a cabo en la Conferencia de Ginebra y en las conversaciones entre el Primer Ministro Jruschov y el Presidente Eisenhower, muestran que es posible avanzar poco a poco por el camino de la comprensión. La proposición de la Unión Soviética de, mediante un tratado de paz, sentar las bases para que el pueblo ale­mán pueda llegar a una reunificación pacífica y democrática, corres­ponde a los intereses nacionales de nuestro pueblo y hace posible el futuro pacífico de nuestra nación.
El Presidente Eisenhower dijo en su discurso en Nueva Delhi, que las guerras son hechas por personas influidas por un complejo del pasado, del pasado muerto; por personas, que creen que es posible solucionar por la fuerza los problemas de la Humanidad. Los dirigen­tes políticos de Alemania occidental se deben liberar del pasado muerto. Deben, como dijo el Presidente Eisenhower, olvidar lo pasado y marchar juntos hacia el futuro.
Su Gobierno es considerado por los otros pueblos como pertur­bador de la paz, precisamente porque su política de fuerza, que busca una salida a la situación mediante la aplicación de la violencia, se halla en contradicción con la correlación de fuerzas en el mundo. Deje caer en el olvido las malas tradiciones de la política revanchista y del odio hacia otros pueblos, y dedíquese a las buenas tradiciones de nuestro pueblo, a las ideas del humanismo y de la amistad entre los pueblos. Ayude a poner fin al círculo vicioso —crisis-coyuntura armamentista-guerra-coyuntura de posguerra-rearme-guerra— en el que todavía hoy está encerrada Alemania occidental.
La tarea nacional consiste en superar las contradicciones entre los intereses pacíficos de nuestro pueblo y los planes agresivos militares de determinados círculos gobernantes de Alemania occidental. Para solucionarla hay que practicar una política de relajamiento, de aproximación y comprensión entre ambos Estados alemanes y hay que participar en la elaboración de un tratado de paz.
El objetivo del Partido Socialista Unificado de Alemania y del Frente Nacional de la Alemania Democrática consiste, precisamente en demostrar al pueblo alemán, mediante una política de paz, democracia y progreso, que podría vivir en una Alemania unida gozando de paz, bienestar y felicidad, si logra impedir que los círculos gobernantes de Alemania occidental, con su política militarista y revan­chista, conduzcan al renacimiento del fascismo.
Fiel a sus principios, la RDA se ha esforzado también en el año pasado por aportar una contribución alemana a la paz. Nos hemos esforzado y nos esforzamos ante todo por conseguir que, mediante la conclusión de un tratado de paz con Alemania, 15 años después de la II Guerra Mundial, se ponga un punto final a la guerra y con ello se elimine el peligroso barril de pólvora que, al explotar, podría conducir a una nueva catástrofe. Exigimos que se seque el pantano de agentes y espías de Berlín occidental y que ese foco potencial de guerra se convierta en una ciudad libre y pacífica, cuyos habitantes decidan  por  sí  solos   sobre  su  régimen  social.  Este  objetivo  será logrado tarde o temprano, en interés de la seguridad y la libertad de los berlineses occidentales, así como en interés de la paz en Europa.
A pesar de que usted ha rechazado todas las proposiciones, nos hemos esforzado permanentemente por establecer la colaboración entre ambos Estados alemanes. Hasta le hemos invitado a usted a visitar la República Democrática Alemana, esperando que el presi­dente del Consejo de Ministros de la República Democrática Ale­mana, Otto Grotewohl, podría corresponder con otra visita a Ale­mania occidental. Pero usted ha rechazado todas estas proposiciones. Usted afirma que nosotros nos inmiscuimos en los asuntos internos de Alemania occidental y tratamos de implantar allí la democracia socialista. No tenemos esas intenciones. Somos una parte de nuestro pueblo amante de la paz y no aspiramos a más que a un futuro pací­fico para Alemania, que sólo es posible en una Alemania sin militarismo y fascismo. Mientras en Alemania occidental se lleve a cabo el pertrechamiento atómico y se prepare una guerra de revancha, nos veremos obligados, naturalmente, a propagar allí nuestras ideas para evitar una guerra.
En relación con un tratado sobre la renuncia al empleo de la fuerza y la creación de un consejo para toda Alemania, estamos dispuestos a concluir un acuerdo sobre la no intervención mutua. Esto sería útil para llegar a un acercamiento entre los dos Estados alemanes.
Supongo que usted comprende muy bien que, desde que la técnica de cohetes ha alcanzado un nivel tan alto, el problema planteado es: paz o guerra. Usted sabe muy bien que, después del discurso de su ministro de la Guerra, Strauss, y teniendo en cuenta la política revan­chista que se desarrolla en Alemania occidental, no puede decir que no es responsable de las provocaciones militares, como ahora dice que el Gobierno de Bonn no tiene nada que ver con los excesos antisemitas de los que dibujan cruces gamadas.
Tenga en cuenta la nueva situación y piense en nuestro pueblo, que sólo puede vivir en paz. Piense en nuestra patria, cuya reunifica­ción sólo es posible en forma de un Estado pacífico.
Como hasta ahora, en el futuro seguiremos haciendo todo lo posible para estimular la distensión en Alemania y combatir la política revanchista y militarista, y por fundamentar ante las grandes potencias la necesidad de concluir un tratado de paz con Alemania. De este modo podrá allanarse el camino para la reunificación pacífica y libre de nuestra patria.
Piénselo bien y decida si no corresponde también a sus intereses el que representantes de ambos Estados alemanes tengan pronto la oportunidad de deliberar en un consejo paritario alemán sobre cómo puede ser asegurada la paz en Alemania, elaborado un tratado de paz y superada paulatinamente la división alemana.
Con la esperanza, de que esta carta le incite a reflexionar seria­mente y estimule un diálogo sincero y objetivo sobre «paz o guerra» y sobre la reunificación de nuestra patria alemana en un Estado pací­fico, democrático y progresista, quedo de usted,



Walter Ulbricht
Primer Secretario del CC del
Partido Socialista Unificado de Alemania
Primer vicepresidente del
Consejo de Ministros de la RDA